Telefónica (De la serie "Atracos Perfectos")
Telefónica va de mal en peor. Actualmente, bajo la dirección de César Alierta continúa con los métodos sicilianos y el desprecio a los abonados que protagonizó la dirección de su primer periodo privatizado con la tutela del inefable Villalonga. Después de innumerables horas desesperado por que alguien me atendiera e hiciera un mínimo esfuerzo por solucionar los errores que la compañía comete en mi factura, me he dado por vencido. Así es que me uno al creciente número de personas que ha optado por dar de baja la línea del teléfono fijo. Pero cuando creía haberlo visto todo en relación con la mala gestión y las prácticas paradelictivas e intimidatorias del exmonopolio público he tenido que hacer un capítulo aparte con los obstáculos que Telefónica tiene reservados a los clientes que quieran dejar de serlo.
No entiendo que para darse de baja no pueda utilizarse la misma vía que se utiliza para el proceso de alta. No vale una llamada de teléfono ni gestionarlo a través de internet, para ello se nos exige que enviemos un fax explicando los motivos de la baja. El primer problema que te encuentras es que el fax no responde en ningún momento del día o de la noche. Nueva llamada al Servicio de Atención al Cliente y misma respuesta: "Siga intentándolo".
- "Tienen algún otro número de fax disponible?
- "No, lo siento, para darse de baja ese es el único número."
- "¿Una compañía con millones de clientes que para colmo de males se dedica a las comunicaciones tiene un solo fax para tramitar la baja y encima está averiado?"
- "¿?. No puedo ayudarle."
Parece ser que la única solución es acercarse a una sucursal de Correos y enviar un burofax del que Telefónica hará caso omiso. Según la compañía, la tramitación tarda quince dias. Después de los cuales seguiremos recibiendo facturas hasta que por falta de pago nos corten la línea.
- "Oiga, ¿el aparato de teléfono pasan a recogerlo?"
- "No, tiene que llevarlo a la oficina de Telefónica más cercana."
- "Si, ... y mis cojones teinta y tres"
Lo cierto es que no hay país en el mundo desarrollado donde los usuarios y consumidores se encuentren más desprotegidos frente a este tipo de comportamientos delictivos que en este terruño llamado España. Han sido ya demasiados años sufriendo los robos perpetrados por esta empresa y, tras los serios esfuerzos por defenderse del hurto, acaba uno aceptando pagar lo que te exigen bajo la amenaza del corte de línea y la inclusión de tus datos en el listado de morosos del Banco de España. Cuando una empresa disfruta de la impunidad de la que goza Telefónica puede hacer lo que le venga en gana. Los periodistas y la prensa en general están capados para la denuncia y miran hacia otro lado ante el temor de perder los ingresos por publicidad de la compañía. Ni jueces, ni políticos, nadie va a defenderte de las agresiones a que te someta la todopoderosa Telefónica.
Estas prácticas, y peores, no son algo puntual o anecdótico que me hayan ocurrido a mi. Como ejemplo, conozco una persona mayor y analfabeta, que no sin cierta dificultad sabe marcar un número de teléfono, que se encontró un buen día en su factura la asignación a planes que no había solicitado. En Atención al Cliente no dieron respuesta y no queda otra solución que seguir pagando, y rezar para que la teleoperadora haya tramitado "de verdad" la baja. Yo he llegado a pedir que me eliminen hasta tres veces del mismo servicio. Las peticiones quedan registradas en su base de datos como incidencias pero no se pueden utilizar en una denuncia ya que, lógicamente, no te proporcionan los datos, y aunque así fuera de poco parecen servir.
Aquí, de nuevo y sin que sirva de precedente, abogo por el terrorismo de baja intensidad como defensa ante la impunidad con la que Telefónica actúa.
Anexo: Un fiscal pide 16 meses de prisión para un acusado de robar 82 céntimos de euro de una cabina de teléfono de Aranjuez (Madrid) el 22 de Abril de 2002. Agentes de la Policía Local le sorprendieron mientras forzaba el aparato. El juicio se celebra hoy. (20 minutos, 02/03/2005)
1 Commentarios:
Tiene collioni que el liberaloidismo a la spanish nos dibuje ese estado socialdemócrata cuasi-estalinista que nos controla absorbe y gestiona nuestra pasta como el origen de nuestros males que no nos deja desarrollarnos como personas y bla bla bla y mientras tanto tenemos al águila imperial de Telefónica que nos hace sentir como el amigo K. en el Proceso. Y es que esos gilipollas liberaloides adalides del liberaloidismo carpetovetónico adoran a un águila y arremeten contra otra según se refleje o no su pasta en los presupuestos públicos.
El Estado que te manga, te controla, te succiona, te compra, te utiliza, te vende, te abraza, te ahoga... pero oh amigos, cambia la cosa si quien te manga, quien se pasa por el forro la ley, quien te succiona, y fuera de los controles a los que está sometida la admisnistración, es el águila planeadora con Capital social, en la que ni puedes identificar al pringao que te ha atendido dándote largas, a la que cualquier comunicación que dirijas no va a tener sello y registro de entrada salvo cuando a ellos les salga de los cojones, en la que los procesos de reclamación interna siguen el cauce establecido por ellos mismos (de un mostrador a la papelera), en la que los procedimientos no son públicos, las responsabilidades se diluyen y ante el mismo el ciudadano tiene menos garantías que posibilidades de que en una cabina te den las vueltas por el consumo de la llamada. cojonudo.
¿Se imaginan el mangoneo de una administración pero sin los mecanismos de garantía y transparencia que frente a ella tiene el ciudadano de a pie? Wellcome a Liberaloidland. Y luego dicen que si de ahí a la izquierda la gente vive en los mundos de yupi.
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