El día de la mujer trepadora
En esta ocasión voy a hablar sobre el día de la mujer trabajadora, que fue hace tres jornadas. Los medios suelen aprovechar esta fecha para darnos la tabarra sobre la igualdad de la mujer en el ámbito laboral, y feministas de todo pelaje (incluso calvas) exponen su radiografía de la actualidad en esta materia.
Lo cierto es que a mi me suele dejar perplejo lo que oigo y escriben, tanta falacia me supera.
Entiendo que una mujer quiera desarrollarse en el mundo del trabajo y que pueda llegar tan alto como su valía le permita en plena igualdad con los varones. Bien es cierto que hay puestos de cierta relevancia en la empresa privada que por complicidad lleva implícito el que sea un club de hombres con quien compartir las charlas de fútbol, las putas, las comilonas y las vacaciones con las respectivas, donde las compañeras profesionales suelen estar mal vistas hasta por las propias esposas de los directivos. También existe, por el contrario, quien aprovecha la promoción interna del mete-saca para medrar.
Por otro lado muchas mujeres quieren desarrollarse como madres y como trabajadoras al mismo tiempo sin entender la cruda ley del capitalismo y la física elemental que se resume en el dicho popular "soplar y sorber no puede ser". La jornada intensiva para el cuidado de los pequeños casa muy mal con el horario laboral y las responsabilidades a tiempo completo. En pocas ocasiones se privilegia a un trabajador con esos horarios que las mujeres piden para si de manera generalizada. Es lamentable, pero los negocios no hacen malabarismos si no es a costa de terceros.
En resumen, poco se puede hacer por la igualdad de la mujer en este ámbito, e incluso las mujeres que ya están inmersas en él repiten con entusiasmo la consigna insolidaria de sus colegas masculinos que dice que cada perro se lama su pijo.
Las mujeres deberían entender que el problema de la desigualdad no es sólo de índole cultural. Si ahora está en boga decir que no existen las clases sociales porque todo el mundo puede tener un Mercedes, unos al contado y otros a plazos, resulta bastante ridículo que Isabel San Sebastián, Ana Botella o Cristina López Springsteen hagan campaña por la igualdad mientras ellas trabajan y tienen a otras mujeres cuidando los niños y limpiando la casa.
Pues bien, feliz día de la mujer trabajadora, pero a ver si ahondamos un poco más en la disciminación como problema y otro año le dedicamos el día a la mujer, negra y lesbiana, que esas si lo tienen chungo de verdad.
Lo cierto es que a mi me suele dejar perplejo lo que oigo y escriben, tanta falacia me supera.
Entiendo que una mujer quiera desarrollarse en el mundo del trabajo y que pueda llegar tan alto como su valía le permita en plena igualdad con los varones. Bien es cierto que hay puestos de cierta relevancia en la empresa privada que por complicidad lleva implícito el que sea un club de hombres con quien compartir las charlas de fútbol, las putas, las comilonas y las vacaciones con las respectivas, donde las compañeras profesionales suelen estar mal vistas hasta por las propias esposas de los directivos. También existe, por el contrario, quien aprovecha la promoción interna del mete-saca para medrar.
Por otro lado muchas mujeres quieren desarrollarse como madres y como trabajadoras al mismo tiempo sin entender la cruda ley del capitalismo y la física elemental que se resume en el dicho popular "soplar y sorber no puede ser". La jornada intensiva para el cuidado de los pequeños casa muy mal con el horario laboral y las responsabilidades a tiempo completo. En pocas ocasiones se privilegia a un trabajador con esos horarios que las mujeres piden para si de manera generalizada. Es lamentable, pero los negocios no hacen malabarismos si no es a costa de terceros.
En resumen, poco se puede hacer por la igualdad de la mujer en este ámbito, e incluso las mujeres que ya están inmersas en él repiten con entusiasmo la consigna insolidaria de sus colegas masculinos que dice que cada perro se lama su pijo.
Las mujeres deberían entender que el problema de la desigualdad no es sólo de índole cultural. Si ahora está en boga decir que no existen las clases sociales porque todo el mundo puede tener un Mercedes, unos al contado y otros a plazos, resulta bastante ridículo que Isabel San Sebastián, Ana Botella o Cristina López Springsteen hagan campaña por la igualdad mientras ellas trabajan y tienen a otras mujeres cuidando los niños y limpiando la casa.
Pues bien, feliz día de la mujer trabajadora, pero a ver si ahondamos un poco más en la disciminación como problema y otro año le dedicamos el día a la mujer, negra y lesbiana, que esas si lo tienen chungo de verdad.
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