miércoles, marzo 02, 2005

Telefónica (De la serie "Atracos Perfectos")

Telefónica va de mal en peor. Actualmente, bajo la dirección de César Alierta continúa con los métodos sicilianos y el desprecio a los abonados que protagonizó la dirección de su primer periodo privatizado con la tutela del inefable Villalonga. Después de innumerables horas desesperado por que alguien me atendiera e hiciera un mínimo esfuerzo por solucionar los errores que la compañía comete en mi factura, me he dado por vencido. Así es que me uno al creciente número de personas que ha optado por dar de baja la línea del teléfono fijo. Pero cuando creía haberlo visto todo en relación con la mala gestión y las prácticas paradelictivas e intimidatorias del exmonopolio público he tenido que hacer un capítulo aparte con los obstáculos que Telefónica tiene reservados a los clientes que quieran dejar de serlo.
No entiendo que para darse de baja no pueda utilizarse la misma vía que se utiliza para el proceso de alta. No vale una llamada de teléfono ni gestionarlo a través de internet, para ello se nos exige que enviemos un fax explicando los motivos de la baja. El primer problema que te encuentras es que el fax no responde en ningún momento del día o de la noche. Nueva llamada al Servicio de Atención al Cliente y misma respuesta: "Siga intentándolo".
- "Tienen algún otro número de fax disponible?
- "No, lo siento, para darse de baja ese es el único número."
- "¿Una compañía con millones de clientes que para colmo de males se dedica a las comunicaciones tiene un solo fax para tramitar la baja y encima está averiado?"
- "¿?. No puedo ayudarle."
Parece ser que la única solución es acercarse a una sucursal de Correos y enviar un burofax del que Telefónica hará caso omiso. Según la compañía, la tramitación tarda quince dias. Después de los cuales seguiremos recibiendo facturas hasta que por falta de pago nos corten la línea.
- "Oiga, ¿el aparato de teléfono pasan a recogerlo?"
- "No, tiene que llevarlo a la oficina de Telefónica más cercana."
- "Si, ... y mis cojones teinta y tres"
Lo cierto es que no hay país en el mundo desarrollado donde los usuarios y consumidores se encuentren más desprotegidos frente a este tipo de comportamientos delictivos que en este terruño llamado España. Han sido ya demasiados años sufriendo los robos perpetrados por esta empresa y, tras los serios esfuerzos por defenderse del hurto, acaba uno aceptando pagar lo que te exigen bajo la amenaza del corte de línea y la inclusión de tus datos en el listado de morosos del Banco de España. Cuando una empresa disfruta de la impunidad de la que goza Telefónica puede hacer lo que le venga en gana. Los periodistas y la prensa en general están capados para la denuncia y miran hacia otro lado ante el temor de perder los ingresos por publicidad de la compañía. Ni jueces, ni políticos, nadie va a defenderte de las agresiones a que te someta la todopoderosa Telefónica.
Estas prácticas, y peores, no son algo puntual o anecdótico que me hayan ocurrido a mi. Como ejemplo, conozco una persona mayor y analfabeta, que no sin cierta dificultad sabe marcar un número de teléfono, que se encontró un buen día en su factura la asignación a planes que no había solicitado. En Atención al Cliente no dieron respuesta y no queda otra solución que seguir pagando, y rezar para que la teleoperadora haya tramitado "de verdad" la baja. Yo he llegado a pedir que me eliminen hasta tres veces del mismo servicio. Las peticiones quedan registradas en su base de datos como incidencias pero no se pueden utilizar en una denuncia ya que, lógicamente, no te proporcionan los datos, y aunque así fuera de poco parecen servir.
Aquí, de nuevo y sin que sirva de precedente, abogo por el terrorismo de baja intensidad como defensa ante la impunidad con la que Telefónica actúa.



Anexo: Un fiscal pide 16 meses de prisión para un acusado de robar 82 céntimos de euro de una cabina de teléfono de Aranjuez (Madrid) el 22 de Abril de 2002. Agentes de la Policía Local le sorprendieron mientras forzaba el aparato. El juicio se celebra hoy. (20 minutos, 02/03/2005)

martes, marzo 01, 2005

La economía, idiota, la economía

Se acaban de hacer públicos los beneficios de las grandes compañías españolas para el ejercicio del pasado año y sorprende que los mejores resultados sean los de ese sector económico que semanas atrás amagaba con cobrar nuevas comisiones a sus propios clientes por operar en los cajeros automáticos de su propia entidad. Cabría pensar que se trata de medidas para solventar el balance negativo entre lo que cuesta el servicio que se presta y los gastos que ocasiona, pero nada más lejos de la realidad, de hecho, cada año aumentan los beneficios respecto al anterior alrededor de un 30%, en una progresión aritmética anual inagotable que dejaría a Jesucristo multiplicando panes y peces como un mago de feria de pueblo.
Este negocio tan boyante se fundamenta en cobrar hasta por respirar a quien te confía el dinero de sus ahorros, del fruto de su trabajo o de los ingresos legales o ilegales. Suena a jauga, y viendo la cuenta de resultados ciertamente lo es. ¿Cómo es eso posible? se preguntará alguno, pues ... como me dijo en una ocasión un honrado trabajador: "El capitalismo no es otra cosa que el totalitarismo comunista de los dirigentes empresariales y los economistas", donde hasta la pobreza del asalariado es un beneficio económico que no se cuantifica.
Ingresar dinero en el banco o la caja de ahorros, en muchos aspectos, es como cavar la propia tumba. El dinero que muchos jóvenes acumulan para la entrada del piso que acabarán de pagar sus herederos, por ejemplo, es utilizado por las entidades bancarias para especular en ese mercado, provocando artificialmente una demanda especulativa con intención de controlar los precios a su antojo. Y no hablemos de las hipotecas y otros productos financieros en los que los intereses del dinero prestado se sitúa a años luz de los que devenga el banco por los ingresos de los ahorradores.


Ante este panorama es comprensible la indignación de esos jóvenes a quienes la prensa del Partido Comunista de los Grandes Empresarios (PCGE) llama "Antisitema". Castrados por la macroeconomía, poco menos que viviendo de la caridad familiar y social, en el caso raramente hipotético de que se llegue a percibir alguna ayuda de la administración o de la madre que te parió. El único camino que queda abierto ante esta situación donde la Justicia y la Política se inhiben, de tal manera que pasan a formar parte del problema mismo ya por omisión (en el mejor de los casos) o de forma activa, el único camino que les queda, como digo, es el terrorismo de baja intensidad, la quema de cajeros y el golpe vitricida.



Próximo capítulo: Telefónica (De la serie "Atracos perfectos")