Obituarios
Durante esta semana han muerto cientos de miles de niños en ese mundo global que anda sumido en la pobreza, las enfermedades y las guerras. Muertes estas que podrían haberse evitado si el Orden Mundial estuviera interesado en salvarles la vida, pero no ha sido así. Mientras esos niños agonizaban millones de católicos y no-católicos se desplazaban a Roma desde todas las partes del mundo para asistir al entierro de Juan Plablo II.
Con todo el dinero y los recursos gastados por los asistentes en esa celebración mortuoria los cuerpos de esos cientos de miles de niños no habrían acabado en un triste agujero bajo tierra, olvidados para siempre en una procesión de silencio planetaria más numerosa que el entierro del Papa.
Esas muertes son un pecado grave contra Dios, ya que si en tu cartera tienes la llave que puede salvar la vida de alguien y no la abres le estás condenando a la muerte. Para los católicos el aborto es un pecado muy grave, de esa manera podríamos pensar que si quien le quita la vida al feto es una tercera persona no existe tal pecado. Pero claro, los beatos católicos no salen bien parados cuando se les aplica la moral inversa que ellos llaman "relativismo moral" cuando son ellos los acusados.
Porque que más dará un entierro frente a una nueva vida, después de todo Juan Pablo II no fue nada más que otro homosexual que cultivaba su cuerpo en su juventud y que no tuvo el valor para luchar por su dignidad en una sociedad cerrada y primitiva en la católica Polonia y como todos los católicos y religiosos en general hacen de sus deficiencias una virtud.